Damiano David, la nueva cara del cantante de Måneskin: “Me sentía prisionero de lo que significaba para la gente”

En menos de un lustro, Damiano David (Roma, 26 años) ha completado la paradoja de todo icono joven del rock: de emerger como referente por su imagen libre y auténtica a hallarse, por las expectativas ajenas, asfixiado en los límites de esa imagen. “Me sentía prisionero de lo que significaba para la gente, del prisma desde el que me veían y juzgaban mis acciones”, dice el cantante que, en 2021, al frente de Måneskin, triunfó en Eurovisión y dio a Italia su primera victoria en más de tres décadas. Con estética glam, actitud y carisma a raudales, la banda se convirtió de golpe en un fenómeno internacional. Los vídeos de esa noche de Damiano en mallas, maquillado y exhibiendo una pierna desnuda a los medios mientras apuraba una botella de champán, corrieron como la pólvora. El rock & roll volvía a resultar escandaloso (para quien quisiera escandalizarse). A prueba de clichés, el músico hasta tuvo que pasar un test antidroga, en el que dio negativo.
El Damiano David actual es, en cambio, algo así como el yerno perfecto, un tipo comedido, agradable, que viste elegantes camisas y va muy bien peinado. El vocalista del grupo sobre el que muchos pusieron la pesada losa de salvadores del rock se estrena en solitario con un álbum, Funny little Fears, grabado en EE UU íntegramente en inglés, que se publica el 16 de mayo y presentará a partir de junio en una gira mundial que incluye dos conciertos en España (Barcelona y Madrid, 21 y 22 de septiembre). El álbum gira hacia un pop suave que algunos han comparado al de Harry Styles. Él no tiene inconveniente. Para quien, antes de cumplir el cuarto de siglo, ya había colaborado a través de su banda con leyendas como Iggy Pop o Tom Morello, autoafirmarse y hacer lo que uno quiere es de lo que esencialmente va el asunto. “El rock de Måneskin lo generaba nuestra identidad en conjunto. Mi identidad como solista es distinta de la de la banda, así que este sonido es el resultado de buscarme a mí mismo”, explica en una entrevista con EL PAÍS en una reciente visita a Madrid. ¿Qué opinan de este nuevo rumbo sus compañeros? Damiano ríe. “Algunas canciones les gustan, otras menos”.
Con producción del británico Labrinth, el creador de la banda sonora de la serie Euphoria, el tono de los temas también es más introspectivo. De Born With A Broken Heart, uno de los singles, detalla que eso de “nacer con el corazón roto” no es solo una frase resultona para un estribillo: “Era un sentimiento que tenía, me sentía inadaptado para las relaciones y el amor en general. Tuve un periodo poco afortunado, así que empecé a pensar que el problema estaba en mí. Felizmente, es algo que he resuelto”. Cuando perdió el anonimato que le quedaba —Måneskin eran conocidos en Italia desde su participación en 2017 en el concurso de talentos Factor X—, Damiano David era pareja de la modelo Giorgia Soleri. En 2023 lo dejaron y ahora mantiene una escrutada relación con Dove Cameron, actriz estadounidense conocida por la película de Disney Los descendientes (2015), con quien vive en Los Ángeles.
“Al ser una persona expuesta y mantener una relación con otra persona expuesta, es imposible y también inútil tratar de ocultar nada. También pienso que, de todas las cosas que uno puede querer ocultar, realmente una relación debería ser lo último”, reflexiona.
Ello no quita que le moleste parte del runrún. Por ejemplo, los que insinúan que la suya es una “public relations relationship”, como llaman en los mentideros anglosajones a las falsas parejas de famosos montadas por interés publicitario. “No creo que existan esas parejas, nadie tiene la energía para llevar de forma externa una relación que no le aporta nada emocionalmente. Es una locura. Mi relación es fuerte. Al final, depende de una pareja no dejar que el ruido externo entre en casa, porque en la pantalla del móvil está todo el odio del mundo. Si no lo miras, no te afecta. Aunque a veces hay que contestar, no dar libertad a la gente para que digan lo que quieran y te falten al respeto”. Echa de menos la “sensación de invisibilidad” de no ser famoso, pero, con simpática chulería italiana, reconoce que vive muy bien. “Soy libre de hacer lo que quiera, tengo muchas comodidades, viajo si puedo. Si pongo mis dos vidas en una balanza, la de ahora gana”.

Del ADN vieja escuela y multirreferencial de Måneskin pervive algo en el trabajo en solitario de Damiano, como el homenaje al cine musical del vídeo de Born With A Broken Heart o la emulación de Freddie Mercury en Silverlines, tanto en sus dejes como en los inconfundibles bigote y camiseta de tirantes que luce en el vídeo. “Ahora mismo siento que mi estética es esta y que la música que estoy haciendo puede estar representada por esas referencias, pero no es un plan estudiado. Lo hago solo porque me parece un ejercicio divertido, ¡si algo me gusta tiendo a robarlo!”, admite con humor.
Atrás quedan los maquillajes, vestidos o accesorios de su anterior etapa, el estilo fluido que conquistó a tantas fans y público LGTBIQ+. “Nunca tuve el objetivo de ser el campeón de esto, de deconstruir nada, ni lo vi como un acto revolucionario, aunque me hace feliz si ha inspirado a otros. Entre los 18 y 19 años estaba buscando quién era, mi personalidad, a través de la ropa, el maquillaje, la música… Era una forma de experimentar, probar nuevas pieles e intentar superar mis límites, que es lo que te convierte en adulto. Para mí era muy natural aceptar los dos lados de mi personalidad. Creo que en todos nosotros hay una mezcla de masculinidad y feminidad, y lo mejor que podemos hacer es aceptar las dos”.
Damiano David valoró incluir una canción en español en su nuevo disco, pero se echó atrás por miedo a estar incurriendo en “apropiación cultural”. “Me gusta mucho el flamenco, la bachata y también el reguetón en general, pero es una cultura diferente a la mía. Antes de sacar una canción de la nada quiero ser aceptado en ese contexto, lo que significa tal vez hacer algunas colaboraciones con artistas hispanohablantes primero”, explica. Dice que estar en una banda fue, en ese sentido, una escuela que le dio una visión más cooperativa del arte. “La música es un deporte de equipo y tener en la misma habitación a personas que respetas es siempre un valor añadido”. No obstante, añade: “Si tienes una idea muy, muy clara, de la que estás seguro de principio a fin, también es correcto llevar a cabo un proyecto por tu cuenta”.

Måneskin, en cualquier caso, no están disueltos, como se encarga de aclararnos su equipo desde antes de la entrevista. Damiano asegura que su incursión en solitario no fue una sorpresa para nadie dentro del grupo, que tenían hablado hacer un largo descanso después de su última gira y que además está disfrutando de los pasos propios que va dando la bajista Victoria de Angelis, “top mundial, la mejor DJ del mundo”. “Creo que [Måneskin] llegamos en un momento en el que la música se estaba volviendo muy homogénea”, analiza. “No es algo malo, la música avanza, la cultura avanza, todo se fusiona y siempre sonará a algo antiguo, es la ley de los grandes números. Pero se nos consideraba un poco bichos raros, por nuestra manera de vestir, de hablar, de estar en el escenario, por la música. Que nosotros abrazáramos esa condición y la convirtiésemos en nuestra fuerza hizo que los más jóvenes vieran que, a veces, ser diferente puede ser genial”.

Con el grupo, llevó ocasionalmente el espíritu contestatario al ámbito político. Declaró que le parecía “antiartística” la neutralidad mantenida por algunos músicos por miedo a perder público, para reivindicar los “Fuck Putin!” (“¡Que se joda Putin!”) que gritó en los conciertos de Måneskin posteriores a la invasión rusa de Ucrania. Tampoco dudó en atacar a Bolsonaro o calificar de “día triste” para Italia la victoria de Giorgia Meloni desde su cuenta de Instagram. Ahora, sobre el laberinto de los organizadores de Eurovisión con la no sanción a Israel por las acusaciones de genocidio en Gaza, afirma que tiene una opinión, pero que prefiere guardársela. “Son conversaciones complicadas, pero creo que preguntarnos a los cantantes también es un poco violento, porque ante todo somos cantantes y tenemos muy poca información”. Damiano sí se confiesa preocupado por el horizonte. “Nuestra generación está viviendo un momento histórico que será estudiado. Es difícil hablar de ello porque está sucediendo ahora y todo está cerca, pero también siento miedo y ansiedad por muchas cosas”. Miedos grandes y razonables. Para el disco y gira de Funny Little Fears, que tiene todo agotado a su paso por Barcelona y Madrid, ya avisa desde el nombre: se centrará en los miedos pequeños.
EL PAÍS